martes, 5 de febrero de 2008

Fallida Experiencia

Verano. Los ùltimos rayos de sol iluminaban las copas de los àrboles. se aspiraba olor a tierra humeda, esponjosa y negra del bajo monte. Por el carcomido tronco de la selva las vivoras se habian deslizado y, anudadas en el ramaje, tomaban sol. Los chicos las hondeaban hasta hacerlas caer para cazarlas.

El padre levanto un huevo traslúcido y sobre el dado de la piedra azul de la casa jugo su experiencia: ¡cuidado, hijos, miren, este es un huevo de vìbora, pero lo veo muy esfèrico!... tomó dos canuto de caña y empezó a golpear cautelosamente. Las minúsculas vívoras no aparecieron sino un tierno caparazón y el labio rosado de los caracoles gigantes.

Fallida la experiencia, quedo sobre la piedra la película y los restos cretaceos del huevo. Llego la noche polinizada de luciernagas; un tucu cayo sobre la piedra como un imán, apago las luces, y comenzo a devorar el disco carnozo del huevo de caracol. Los hijos se fueron callados a la cocina y despertaron de paso al búho que aùn dormía; éste dio fuertes aletazos, rozo la piedra y se quedó cuadrado y quieto en el almendro bajo una lluvia vibrante de pétalos blancos.

El tucú alzo vuelo y, derramando el cáliz de luz ventral sobre la piedra del festín, chocó en los ojos del búho y se alejó borrando en la pizarra azul de aquella noche una quebrada y grafica despedida.

Tocó,tocó-tu-cú. Tocó,tu-cú... gritaba nuestro amigo el búho y los chicos se reian y nosotros tambien.

1 comentario:

Xaj dijo...

Muy flashero.
Un relato adjetivo.

Saluditos.