jueves, 15 de octubre de 2009

Alma del alma mía,
ardor más vivo, extremo de beldad
única y rara, ejemplo de valor
por quien tan cara la vida me es,
de que antes era esquivo.
Fuera el decir cómo el concepto altivo
¡oh mi musa crüel!, menos avara viérades,
si en el mundo se nos mostrara cuanto de vos
dentro del alma escribo. Mas,
¿qué puedo hacer si amor me inspira?:
cantar vuestro valor alto y divino
al son de esta vulgar, rústica lira.
No saber más mis versos de un camino:
esto me dicta aquél que a amar me tira,
por pensada elección, no por destino.